Desde muy joven Enrique Cervantes ha tenido un espíritu altruista y ganas de hacer algo para beneficiar a nuestro país. Es por eso que se metió a estudiar agronomía, ya que su sueño era poner una tienda orgánica, durante el curso se dio cuenta que esa carrera no era para él. Entonces decidió tomar clases de música, danza y yoga. Puso un estudio en su casa e invitó a proveedores de alimentos orgánicos a vender sus productos ahí, y así fue como empezó su mercado orgánico con productores locales.
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